La plaza de la Virgen Blanca volvió a vibrar en el impresionante recibimiento que la ciudad le ofreció al Deportivo Alavés en su regreso a la máxima categoría del fútbol nacional. La patrona de la Ciudad tuvo un puesto de honor en la celebración.
El lunes 30 de mayo a las 20 horas la balconada de San Miguel y la Parroquia acogieron una vez más a equipo, autoridades y amigos que no faltaron a su cita con la Virgen Blanca un día después de haberse clasificado éste para ascender a Primera División.
El equipo y el cuerpo técnico, que llegaron a la abarrotada plaza montados en un autobús decorado con los colores y motivos albiazules, fueron recibidos al pie de la escalinata de San Miguel por el flamante Obispo de Vitoria, Monseñor Elizalde, que se estrenaba en estas lides, así como por el Diputado General, el Alcalde y el Presidente de las Juntas Generales. Allí se les bailó un aurresku de honor tras el cual, una representación del equipo formada por el presidente Fernández de Trocóniz, el entrenador José Bordalás y el capitán Manu García y resto de autoridades se dirigieron al interior del templo. Bajo el pórtico les esperaban el capellán de la Virgen Blanca y párroco de San Miguel, Padre Goitia, y el abad de la Cofradía, Ricardo Sáez de Heredia quienes invitaron a los presentes a entrar en la capilla de la Virgen Blanca.
Una vez en el interior, el Obispo de Vitoria, en nombre de toda la ciudad, dedicó unas palabras de acogida y felicitación al equipo. Acto seguido el capitán depositó un bello ramo de flores sobre el altar de la capilla.
A continuación, mientras el órgano interpretaba triunfante el Himno del Deportivo Alavés de Alfredo Donnay, salieron todos al exterior donde tuvo lugar la tradicional Ofrenda a la Virgen de la Hornacina. Concluyó la fiesta con el saludo de todos los jugadores y cuerpo técnico, desde la balconada, a la multitudinaria afición que se había congregado en la plaza para aclamar a su equipo.
¡VITORIA, ERES DE PRIMERA!