Descripción que realizó en 1970 Emilio Enciso Viana [1]

“Es una bella imagen de piedra policromada. De pie, esbelta, de figura alargada y proporcionada, mide 2,07 metros. Cara ovalada, encuadrada por las ondulaciones del velo que le cae sobre los hombros dejando ver discretamente el cabello. Corona de cuatro florones, túnica de gruesos y largos pliegues que se recogen formando pronunciados ángulos sobre los pies calzados con zapatos redondos levemente puntiagudos. Correa ornamentada con múltiples tachones muy juntos unos de otros, constituidos por flores cuadrifoliadas en forma de rectángulo y muy poco resaltadas. Escote cerrado redondo, dejando ver un poco la túnica inferior; y prendido en él un joyel. El manto, atado por triple cordón, cae sobre los hombros, y recogido por debajo del brazo derecho, le cruza hasta quedar sujeto por el brazo izquierdo que sostiene, levantándolo, el otro extremo del mismo. En la mano derecha, tiene una flor, y con la izquierda sostiene al Niño que está  sentado sobre el brazo materno, de cara al pueblo, aparece completamente vestido con túnica y manto. Con La mano izquierda sostiene la bola del mundo y con la derecha bendice. Su cara es redonda; el pelo, cortado sobre las orejas y no tiene corona. El pedestal es ovalado.

Bajo el punto de vista religioso es una imagen devota y venerable. Artísticamente es muy buena, pero desconcertante. A primera vista parece gótica de la segunda mitad del XIV a cuyas líneas generales se ajusta, y hasta por su estrechez, alargamiento y medidas hace pensar en el mainel de la portada, hoy ocupado por una estatua de San Miguel que no es el de aquel sitio, Pero, si se examina detalladamente, el moldurado de los coroneles de la corona, el amanerado zigzagueo del velo, la forma de recoger el manto sobre el brazo derecho, lo redondeado de los gruesos pliegues de los paños y otros detalles inducen a descubrir influencias renacentistas y, entonces, se piensa en la posibilidad de un artista de inicios del renacimiento que quiso imitar una imagen de época anterior.

No hay documentos que puedan hacer luz sobre este punto. El más antiguo referente a la imagen es de 1596, en el que el libro de la fábrica parroquial consigna gastos producidos en el arreglo del “chapitel de Nª Sª La Blanca!.Por otro lado, la simple contemplación de la imagen lleva al convencimiento de que ha sido retocada muchas veces y muy a fondo. En esto los documentos coinciden con las apariencias. Los libros de cuentas de la Cofradía de la Blanca nos hablan con gran frecuencia de retoques y restauraciones; algunas de las cuales debieron afectar mucho a la escultura y han contribuido a empastar y recubrir de pintura la talla de tal forma, que se hace imposible poder fijar por el solo examen de la imagen la fecha de su nacimiento.

NOTA: Nos parece de interés incluir en este apartado el artículo de Lucía Lahoz : "Acerca de la Virgen Blanca", publicado en el Boletín de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. Año 1995, p. 285-292. En este trabajo, además de la recopilación bibliográfica existente hasta la fecha, realiza una valoración artística de la imagen, centrándola en la época en la que fue realizada.

[1] ENCISO VIANA, Emilio. Parroquia de San Miguel. Catálogo Monumental de la Diócesis de Vitoria. T. III, pág. 192. Vitoria, 1970.